La edad no debe ser símbolo de olvido

En nuestras filas como radioaficionados, contamos con un grupo importante de colegas transitando por la Tercera Edad, que en una etapa de su juventud hicieron historias, incluso en momentos difíciles de nuestra actividad radial, donde primero tenían que ser radioescuchas por un periodo, en ocasiones largo, y luego de un proceso tedioso y lleno de escoyos, se les extendía la licencia; había que amar la radio para mantener tanta tenacidad.

En Japón, la vejez es un símbolo de estatus; es común que a los viajeros que se registran en los hoteles se les pregunta la edad para asegurarse de que recibirán la deferencia apropiada. En contraste, en otros países el envejecimiento, por lo general, se considera indeseable. Los estereotipos sobre el envejecimiento, internalizados en la juventud y reforzados por décadas de actitudes sociales, pueden convertirse en estereotipos personales, que a nivel inconsciente, a menudo actúan como profecías que se autorrealizan.

Las condiciones de vida para las personas de la tercera edad son especialmente difíciles, pues pierden rápidamente oportunidades de trabajo, actividad social y capacidad de socialización, y en muchos casos se sienten excluidos. Las enfermedades asociadas a la vejez (alzheimer, artrosis, diabetes, cataratas, osteoporosis, etc.) son más recurrentes a medida que envejecemos.

Tenemos un grupo importante en nuestra organización que ya rebasa los 65 años, edad en que se considera que comienza la Tercera Edad; ya a estas personas les es difícil montar una antena, subir un mástil y muchas cosas que de joven le eran fácil; si no tiene un apoyo de alguien que tenga afinidad con la actividad radial, acompañado de disposición y humanismo, se convierte en bastante difícil la tarea.

Los radioaficionados más jóvenes deben socializar con este grupo de experimentados colegas, conocer sus historias y fundamentalmente aprender de sus experiencias. No podemos darnos el lujo de caer en una amnesia social y olvidar este trascendental grupo de nuestra membresía.

Memorizar los distintivos de llamada de cada colega, el Código Fonético y todo el lenguaje secular, que se utiliza en las comunicaciones entre radioaficionados, el funcionamiento de los medios de comunicación y sobre todo establecer un QSO coherente, lleno de informaciones que nutra nuestra mente, en ambas direcciones; son tareas que un experimentado radioaficionado puede trasmitirle a un bisoño en la radio.

La “magia de la radio” nos permite escuchar, pero no ver a nuestro interlocutor, si la distancia y las condiciones lo permiten, debemos visitarlo y apoyarlo en labores que, por su estatus, le es difícil o imposible de realizar. Esto debe ser parte de nuestra vida social como radioaficionado, socorrer al que lo necesita en especial a nuestros añejos colegas, que en muchas ocasiones no salen al éter, por no poder montar una antena o por alguna rotura reparable de su equipo.

Llamémonos a meditar que mañana, también vamos a requerir del apoyo de una mano joven; todas esas situaciones provocan temor en la vejez, debido al posible aislamiento de su núcleo familiar y social, provocado por el alejamiento de los seres queridos, de su hogar y de todo lo que ha elegido para conformar, hasta ese momento, su mundo circundante. Las dificultades para entablar nuevas amistades, a esta altura de la vida. Las pérdidas económicas. La pérdida de privacidad, que conlleva una vivencia de pérdida de dignidad y de autoestima.

Pongamos en práctica esta tarea solidaria con nuestros radioaficionados que peinan canas y verás que tu vida se hace más útil y sabia, como dijo nuestro Héroe Nacional José Martí: “Emplearse en lo estéril cuando se puede hacer lo útil; ocuparse en lo fácil cuando se tienen bríos para intentar lo difícil, es despojarse de su dignidad al talento. Todo el que deja de hacer lo que es capaz de hacer, peca".

El Día Internacional de las personas de edad se celebra el 1ro. de octubre.


Alfredo Mesa Hormigó (CO8TVC)
Coordinador Sistema Informativo FRC
Filial Santiago de Cuba